Debe quedar bien claro que el drago no es un árbol propiamente dicho si tenemos en cuenta que no posee un tronco leñoso, cuestión que ocasiona cierta contrariedad para precisar los supuestos años de vida que posee equis ejemplar al no contar, como en los árboles que conocemos, con anillos que marcan el crecimiento anual.

Sus frutos de color rojizo semejan una pequeña cereza y tienen en su interior una semilla redonda que germina fácilmente.

Si nos detenemos en su aspecto entonces jamás podríamos llegar a pensar en las impresionantes dimensiones que pueden alcanzar estos ejemplares que constituyen motivo de orgullo para todo el pueblo de Islas Canarias en particular y para los españoles en general.